15 junio 2016
El empleo para los jóvenes de las zonas rurales de Latinoamérica sigue siendo más riesgoso, más precario, con menor salario y baja afiliación a la seguridad social en comparación con los adultos, señala el estudio del Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) “JUVENTUD RURAL Y EMPLEO DECENTE EN AMÉRICA LATINA”.
Martin Dirven, responsable del estudio, señala que "Los datos muestran que se está aún muy lejos del empleo decente para una abrumadora mayoría de la población rural joven”
Actualmente, casi 40 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años viven en las zonas rurales de los 20 países de la región. De ellos, la mayor parte -11,9 millones- son inactivos, cerca de 9,6 millones trabajan en el sector agrícola y 8,2 millones lo hacen en actividades no agrícolas.
Según el estudio, entre los jóvenes laboralmente inactivos, la mayor parte son mujeres y existe una proporción significativa de jóvenes que no estudian ni trabajan, equivalente al 58,1% de los jóvenes inactivos rurales, unos 6,7 millones en la región.
De los que trabajan en la agricultura, la mayor parte son hombres y asalariados. La proporción entre hombres y mujeres jóvenes que trabajan en actividades no agrícolas es más parecida y también la mayor parte es asalariada.
"En 2012, la agricultura seguía siendo la principal fuente de ingresos para la juventud rural en América Latina y el Caribe, pero esto está cambiando rápidamente", afirmó Dirven. El empleo rural no agrícola se ha vuelto más importante. Según la FAO, en 2016 debería haber más jóvenes rurales trabajando en este tipo de empleos que en el área agrícola.
El porcentaje de asalariados rurales no-agrícolas con contrato tiende a duplicar al de asalariados agrícolas con contrato, con diferencias importantes entre países. La caída en el empleo agrícola se explica por la fuerte baja (de un tercio) de aquellos que trabajan como "familiares no remunerados" y de una reducción de asalariados agrícolas.
Por último, en relación a la infancia rural en América Latina, sobre el total de 38,4 millones de niños rurales menores de 15 años, más de 2,1 millones trabajan en alguna actividad económica.
Estos niños rurales, junto con los más de 200.000 niños con residencia urbana que trabajan en el sector agrícola, representan a más del 60% del total de niños "ocupados" en la región.
Una parte importante del trabajo infantil es invisible, pues la mayoría de los niños son trabajadores domésticos, sobre todo las niñas, o trabajadores familiares no remunerados en emprendimientos rurales, agrícolas o de otros sectores económicos. Otros trabajan en empresas grandes o incluso en actividades ilícitas.
Para la FAO, si bien la tendencia ha sido a una reducción importante en los últimos años, erradicar el trabajo infantil todavía es un desafío pendiente para América Latina.
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La Corporación Procasur ha sido pionera en visibilizar e incluir a la juventud rural en el diseño y ejecución de las operaciones del FIDA y otras iniciativas de desarrollo rural en América Latina y el Caribe, para enfrentar problemas como el acceso a tierra y las dificultades para acceder a programas de crédito, capacitación y emprendimiento, entre otros obstáculos.
Desde el proyecto Innovation Mainstream Initiative (2008-2010), Procasur ha impulsado acciones dirigidas a mejorar la situación de mujeres y hombres jóvenes, apoyando sus aspiraciones, y ayudándoles a mejorar sus medios de vida y sus estrategias de subsistencia. Mediante la implementación de acciones para identificar, difundir y promover experiencias exitosas de las organizaciones de jóvenes rurales, Procasur empodera la participación activa de los jóvenes como actores estratégicos en los esfuerzos de desarrollo que favorecen la inclusión económica, social, cultural y política.
Desde el año 2012, la Corporación Procasur ejecuta el Programa Regional Juventud Rural Emprendedora (2012-2015), orientado a mejorar el conocimiento de la situación de las poblaciones rurales jóvenes, sus procesos y estrategias de vida, promoviendo la gestión del conocimiento y participación, diálogo de políticas y desarrollo empresarial de la juventud rural, a fin de aumentar su inclusión social y económica.
La Corporación Procasur ha sido pionera en visibilizar e incluir a la juventud rural en el diseño y ejecución de las operaciones del FIDA y otras iniciativas de desarrollo rural en América Latina y el Caribe, para enfrentar problemas como el acceso a tierra y las dificultades para acceder a programas de crédito, capacitación y emprendimiento, entre otros obstáculos.